Ayer fue día de cumpleaños, en mi entorno conozco varias personas que cumplen años el 20 de Abril, y otras a las que les he hecho una tarta para que la compartan en el día de su cumple, pero el más importante es el de mi padre, cumplió 72 añitos, y allí estuvimos todos para celebrarlo.
Pero lo complicado que me fue elegir el tema de la tarta, sus aficiones se reducen a pasar el día en su huerto, del cual ya le hice una tarta en mis principios tarteros (para verla, pinchar aquí), y de poco me servía pedir un poco de colaboración, siempre recibía un "cualquier cosa", y eso todavía no lo sé hacer. He buscado inspiración en Sant Google, en mis libros y revistas, y después de quedarme con un tema (no estaba muy convencida, me lo guardo para otro año), en el último momento en unas fotocopias que me dieron hace...muuuucho tiempo, me convencieron del cambio, el tema de la tarta sería "el lejano oeste".
Fue muy acertado el cambio, no creo que tenga ninguna película pendiente de ver de este genero, es una parte del recuerdo de mi infancia, "las películas del oeste", con las diligencias, los indios, los buenos y malos (que eran muy, muy malos), los duelos delante del Saloon... todo un acierto, le encantó.
El bizcocho fue el mismo que en el bolso de Louis Vouiton, bañado con almíbar de canela, y relleno de ganache de chocolate blanco.
Como se aprecia en la foto el "pistolero" en este caso tiene cara de bonachón, pero si quisiera, no podría entrar al Saloon, la tarta está desproporcionada en comparación con el susodicho, pero todo tiene una explicación: tengo tres sobrinas que me imaginaba tendrían que compartirlo y por eso lo hice más grande, pero no fue así, mi madre se apropió de él y del caballo, para instalarlo en la vitrina de la cocina, junto con la colección de galletas que voy haciendo.