Hace muchos años unos amigos de mis suegros (Gabriel y Magdalena), me enseñaban su huerto entusiasmados, y yo feliz de ver toda esa dedicación que después dan tan buenos frutos, con lo que me gusta ver crecer y recolectar nuestra propia cosecha. A veces mi familia me hace un poco de "burla-cariñosa", porque sin tener demasiado espacio, tengo mis "espacios de cosecha propia", y solo me falta "censar los pocos frutos que tengo", como mi recolecta es tan pequeña enseguida me doy cuenta si algún fruto ha sufrido algún percance, jajaja
Bueno, que me he ido por los cerros de Úbeda, el caso es que mientras me mostraban el huerto y me llenaban una senalla (cesta en mallorquín) de sus buenos productos, a su vez aprendía un montón con recursos de toda la vida y sus buenos consejos, uno de ellos y que desconocía, es que, las hojas del Laurel se tienen que recolectar en el mes de Mayo que es cuando desprenden su mejor aroma. Y es lo que hago cada año, de mi pequeño Laurel (en maceta) corto las hojas para que se sequen, y emplearlas en los guisos durante el año.
Es mucho más cómodo añadir una pizca de laurel, que poner la hoja entera, que más tarde tenemos que retirar, tan secillo como recolectar las hojas (recordar si es posible en el mes de mayo), dejarlas secar (en mi caso llevan dos meses), se trituran mejor.
Yo las he triturado en la Thermomix, pero entiendo que en cualquier robot que pique bien quedará igual de bien.
Lo vi en el libro de Cristina Galiano.
Ingredientes:
50 gr. de hojas de laurel
Elaboración:
- Después de dejarlas secar durante un tiempo, lavarlas y secarlas muy bien, para que no tengan ningún resto de humedad.
- Volcarlas en el vaso también bien seco, darles unos golpes de turbo unos segundos, y acabar de triturarlas en velocidad máxima 40 segundos, o hasta conseguir un polvo fino.
- Guardarlas en un recipiente hermético, donde se conservarán estupendamente sin perder nada de aroma, ni sabor.
María.