Ya han empezado las comuniones, y las galletas para la ocasión están de moda darlas como recordatorio, y la verdad es que me parece muy acertado, la puedes "personalizar relativamente", con el color del pelo, adaptando algunos detalles del traje, y después a disfrutarla comiéndotela, sin que acabe dando vueltas en un cajón cogiendo polvo, quien no tiene por casa esos recordatorios de eventos que los guardas porque te da "cosilla" hacerlos desaparecer.
Nada que ver con mi primeras "niñas de comunión" que hice, de las que me sentía, y siento... orgullosa, aunque hay que reconocer que hay una pequeña diferencia.
María.