El cielo y la tierra se transforman cada estación ante nuestros ojos, y las cosas que nos dan alegría y tranquilidad no tienen porque ser complejas o costosas.
Si nos ofrecieran o ofrecieramos los alimentos todos mezclados formando una fangosa mezcla entre entremeses, primeros platos, postres, frutas... seguro que nos costaría más disfrutarlos que si preparamos la mesa con un sencillo menú que sea atractivo para la mirada y para nuestros sentidos. Ya sabemos que nos gusta comer con los ojos, el hambre visual lo tenemos muy desarrollado, pero los pequeños detalles, como este centro de calabaza, recibe nuestras obras de artes culinarias, seguros de que nos mostraremos alimentados absolutamente a través de todos los sentidos.
Lo preparé para la comida-picnic que compartimos en la visita de la Finca Aubocassa de hace unos días, y lucía esplendoroso al lado de la expectacular y riquísima tortilla que nos preparó Marga de coc-korikó.
Solo necesitamos, un ramo de flores (en mi caso unos crisantemos de temporada, bien baratos) y una calabaza. No tiene ninguna explicación compleja, tan solo es una idea para un centro otoñal; os dejo las fotos. Solo una recomendación, cuidado al vaciar la calabaza no se nos escape el cuchillo, primero yo hice unos cortes y después continué vaciandola con una cuchara.
La llenamos con agua y ya tenemos nuestro jarrón de diseño otoñal.
Y el relleno en mi caso esta rica crema de alubias con calabaza, pero os dejo otras recetas que tengo con calabaza.
Ñoquis de calabaza con salsa carbonara
Ensalada de queso fresco y mermelada de calabaza
María.
